Cuadro El grito del noruego Edvard Munch

Mi madre

Hoy se cumplen diez días del fallecimiento de mi madre, ocurrió de noche, se tumbo junto a mí en la cama para charlar un rato y nos quedamos las dos dormidas.

Al despertarme la noté a mi lado, la toque con la mano para despertarla y estaba fría. Luego vino lo demás, gritos, histeria y mi abuela llorando.

Yo no sé que me pasó, pero es como si hubiera permanecido en una especie de coma durante tres días. Cuando nos entregaron las cenizas en una urna, comencé a despertarme.

Esa noche lloré sin parar hasta cerca de las tres de la madrugada, de puro agotamiento me dormí.

Un movimiento a mi lado me hizo despertar y volverme. Mi madre estaba allí mirándome.

—No temas Laura —me dijo ella— ¿Quieres que charlemos un rato?

Me quede paralizada, no sabía que hacer, alargue la mano para tocarla y cuando mi mano atravesaba su cuerpo desapareció. Al igual que cuando ella murió, volví a entrar en una especie de coma que me tuvo aletargada y a la vez dentro de un circulo con mi madre. No podía salirme de él.

Ella me quería acariciar y a la vez me decía si quería oír un cuento. No podía salir de él, un sudor frío me inundó y solo podía llorar e intentar desligarme del pensamiento de mi madre. Lo mismo estaba a mi lado que salía de un cuadro que había en la habitación donde estaba. Sus brazos fríos y huesudos querían abrazarme.Comencé a oír voces como si vinieran de fuera de nuestro círculo.

—No sabemos lo que le pasa.

—Bueno doctor, pero algo podrá decirnos — comentaba alguien que pensé podía ser mi abuela.

—Solo sabemos que está dentro de una especie de coma que ella misma se ha inducido. No sabemos como lo ha hecho pero ahí está. Su electroencefalograma está con unos picos arriba y abajo enormes. Sus cerebro está en un estado de actividad inaudito.

—Vente conmigo —decía mi madre— hablaremos y te contaré muchas cosas. Estaremos muy bien allí donde estoy, veras que a gusto vamos a vivir.

—Mama, mama, —conseguí decir— yo no estoy muerta, yo no quiero estar ahí.

—Yo tampoco hija, proferiría estar viva junto a ti, pero ya ves, muerta e incinerada.

—Yo no puedo hacer nada mama, lo siento.

—Ya lo que pasa es que no quieres, prefieres desentenderte de mí y eso no se hace a una madre.

—Mama tengo que dejarte y salir de aquí, no se cuanto hace que vivimos en esta historia en bucle.

De repente, mi madre parece oír algo y se lanza a través de la pared, Al poco rato vuelve agarrando del cuello a mi padre.

—Este es el culpable —decía con grandes aspavientos— este es el culpable de todos mis males.

Mi padre no sabía que hacer, miraba todo como alelado. Mi madre se lo llevo tirando de él. No volví a verla.

No se cuanto tiempo después, desperté en el hospital. Me dijeron que había estado ausente varios días y mi despertar coincidió con el fallecimiento de mi padre en un accidente de trabajo.

Se rompió un cable de una grúa y una carga de bloques de hormigón calló encima de él. Nadie se explica como pudo ocurrir, todo parecía estar bien.

Dictaminaron que fue un accidente. Yo no volví a ver a mi madre mas. Pero un tiempo después del cuadro que yo veía salir a mi madre apareció una nota.

La letra era de mi madre y me indicaba que ella había matado a mi padre por ser mala persona, se lo había llevado a su infierno particular y pensaba hacerle pagar todo el mal que le había hecho a ella.

Lo que me hizo a mí, fue por ser yo la mas receptiva y con la que mejor pudo conectarse. Necesitaba estar anclada a este mundo y averiguar como matar a mi padre.

Su intención no era hacerme daño.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 27 de mayo de 2021