No soy adivino
Aquella mañana me desperté antes de lo habitual, algo me saco de mi sueño. Noté que la temperatura de la habitación, era más baja de lo normal.
Me volví hacia Ramón y dándole un meneo lo desperté.
—Ramón, algo va mal, estoy helada y noto malestar.
Ramón cogió de la mesilla su pantalla y apareció en una holografía todo el sistema de refrigeración y calefacción de la vivienda.
—Tranquila Rosa —me dijo— ahora te comento algo.
Mientras me fui a la cocina, preparé el desayuno, y al poco rato llegó él.
—No creo que sea importante, el problema está en un circuito de entrada de corriente a los sistemas aerotérmicos de la casa.
Luego lo miraré, posiblemente con un reseteo del sistema será suficiente. Esos aparatos son sencillos muy eficientes y no dan problemas de mantenimiento.
—Bien le dije, sabiendo eso me quedo más tranquila, ahora, en cuanto terminemos de desayunar, tenemos que revisar la lista de trabajos pendientes, ayer no pudimos hacer nada.
Quince minutos más tarde ya en cobertizo del almacén en el que teníamos instalada la oficina, mientras Ramón revisaba los sistemas de seguimiento de las cosechas yo me dedique a repasar los mensajes que había pendientes.
Yo soy Rosa y vivo con mi marido Ramón en una granja a las afueras de Medellín (Badajoz) nos dedicamos a la agricultura ecológica y hemos conseguido con mucho esfuerzo ser autosuficientes tanto a nivel energético como de alimentación.
Estamos en el año 2110 y ahora se comienzan a ver con claridad, las mejoras que para todos supuso los cambios de conductas y hábitos allá por el 2025.
La gente se conciencio plenamente de que debía sustituir el consumo desmedido de recursos y comprender que nuestro planeta tenía unos recursos finitos.
Se comenzaron a repoblar zonas rurales, se crearon nuevas oportunidades y se incentivaron las comprar de proximidad y de temporada. Se optó por hábitos de compra más de acuerdo con parámetros de sostenibilidad del planeta. Se elimino la obsolescencia programada, se cambiaron los hábitos del transporte.
En Extremadura, por ejemplo, se intensificó las plantas de captación de energía solar. Se mejoró el uso del agua y se regulo su consumo en la agricultura.
Ahora el planeta tiene 11.000 millones de habitantes, casi se ha erradicado el hambre y ciertas enfermedades endémicas hace un siglo, hoy son historia.
Por fin nos dimos cuenta de que nuestro planeta era el único que teníamos y en él debíamos vivir. Los viajes a la Luna y Marte no dejan de ser algo puramente anecdótico.
Se ha conseguido redistribuir mejor los recursos y aunque hay ricos y pobres eso no ha cambiado, pero hay un nivel mínimo que casi se puede aplicar a todo el mundo.
Se pararon los flujos migratorios, entre otras cosas porque se acabaron los conflictos y se ha invertido en mejorar la vida en sus países de origen. Así la gente no tiene que salir fuera para poder vivir dignamente.
Se está revertiendo el problema de los polos, la desertización se le ha dado un giro de 180 grados y salvo algún país que no termina de encontrar su camino, el resto comienza a vivir en sintonía con esta filosofía.
Todo esto se ha podido hacer realidad por la implicación de la gente. La gente poco a poco al principio y a un ritmo endiablado después ha conseguido el cambio. Al final los políticos se subieron al carro, pero he de reconocer que ha sido el hombre de a pie el que lo ha movido.
Os ha gustado, pues todo eso ha sido un ejercicio de ciencia ficción.
La realidad es muy otra, si en este planeta algo está mal y se debería de quitar es la raza humana. Si no queremos que el planeta sucumba, quede desolado y arrasado el hombre tiene que desaparecer.
Somos en el año 2110 casi 15.000 millones de habitantes, nos hemos cargado casi los polos. La Temperatura del planeta ha cambiado tanto que la desertización en España llega a los Pirineos.
España tal y como la conocíamos en el año 2025 no existe. Es un anticipo de desierto se ha despoblado y los pocos que quedan viviendo allí, lo hacen en unas condiciones de vida inhumanas.
Se ha desplazado la vida por encima de los paralelos 50 y los polos están ahora habitados. No hay alimentos para todos y los países ricos tienen cerradas sus fronteras a cal y canto.
En Oceanía casi todas las islas han desaparecido bajo las aguas o han visto mermada su superficie de una manera brutal.
El caos y el desorden impera en el ochenta por ciento de las naciones, los fuertes se han hecho con el poder y las masacres están a la orden del día.
Podía seguir, pero no tengo ánimo, máxime cuando todo se podía haber evitado. En nuestras manos ha estado la solución, pero nuestros líderes no han estado a la altura necesaria y la mayoría de los ciudadanos tampoco. Hemos sido estúpidos corderos que han hecho con nosotros lo que han querido.
Os ha gustado, pues todo eso ha sido un ejercicio de ciencia ficción.
No soy adivino, no sé lo que va a pasar. Pero sí sé que el camino que hemos tomado nos va a llevar a un lugar que no nos va a gustar.
Debemos entender todo en un aspecto global. Debemos entender que hay un mañana si queremos que lo haya. Debemos entender que o nos salvamos todos o ninguno. Aquí nadie sobra. En nadie, incluyo animales, plantas y ecosistemas.
Se tiene que acabar el yo, yo, yo. Tiene que ser un nosotros. Debemos volver a querer a nuestro planeta, debemos volver a amar a la tierra. Sea cual sea el lugar de donde vengamos o vivamos.
Mirando al futuro, plante 40 encinas hace 15 años. Quiero que mis nietos puedan decir, esos árboles de 25 metros de altura y troncos de dos metros de diámetro, las plantó mi abuelo. Se que, si todos queremos que esto vaya por el buen camino, podemos hacerlo y no, esto no es ciencia ficción.
Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 1 de octubre de 2021