Vieja lavadora movil.

Las comodidades conocidas

Es curioso lo fácil que nos adaptamos a todo lo que sean comodidades, es más cuando siempre se han tenido, que difícil es imaginarse vivir sin ellas. No necesito ir muy lejos para verlo. Mis hijos cuando nacieron, en casa había calefacción, lavadora, lavavajillas, televisión, radio, vídeo y todo lo que entendemos que son las comodidades normales de una casa.

Estoy hablando de hace treinta años, hoy abría que añadir mas cosas pero no es el caso.

Cuando tenía diez años recuerdo que mi madre, junto con mis abuelos, mi hermana y yo nos bajábamos a una zona que aquí llamamos la Fuente de los Zapateros. Está cerca de la desembocadura del río Iregua (La Rioja) tenía un agua buena, fresca y en cantidad.

El manantial afloraba en la margen izquierda del río, junto a un chiringuito de verano que a su lado había. Con una canalización de madera, que recordaba a las que salían en la películas de los buscadores de oro del oeste, llevaba el agua por encima del río hasta la margen derecha donde había otro chiringuito.

Allí el Iregua era amplio todo de piedras con alguna zona de tierra y juncos. La gente iba normalmente a pasar el domingo, disfrutando de un baño en el río y una comida familiar.

Esa zona estaba entre los puentes que hay en la carretera antigua de Zaragoza y la de Villamediana.

En estos chiringuitos, al estilo de hace cincuenta años, vendían bebidas. También te ponían ensaladas y comidas sencillas para el que quisiera.

Lo normal era bajarte tu la comida y pedir la bebida para poder usar las mesas que había o directamente comer en un manta en el suelo entre los árboles.

El rió era un buen sitio para enfriar la bebida y la fruta, siempre que veo esa imagen los recuerdos me traen hermosos melones y sandías metidas en el agua.

Bueno a lo que iba, un poco mas abajo de esa zona, mas cerca de la desembocadura el río no estaba canalizado como ahora.

Había grandes pozas entre el cantizal y en ellas en verano se lavaban las mantas que en casa eran imposible de hacer.

Las mantas eran de lana, tenían fama las Palentinas y como eran grandes y al mojarlas cogían mucho peso en las casas era difícil lavarlas.

Allí en la pozas, te metías dentro y facilitaba el trabajo de lavar y aclarar. Las piedras evitaban que la ropa tocara la tierra y para secarla, se tendían encima de los macizos de juncos que crecía por todos los lados.

Pasabas allí todo el día y por la noche cogías el balde de cinc grande, no existían los de plástico, ponías las mantas secas y para casa. Por supuesto andando.

Recuedo la primera lavadora que vi en mi vida era una Bru, era cilíndrica como un bidón de gasolina de 220 litros con patas. Había que hacer muchas cosas manualmente porque ella solo lavaba, yo tendría seis años. Tuvieron que pasar por lo menos doce años más, hasta que en mi casa hubo una lavadora.

Para otra ocasión dejare el tema de la televisión y el frigorífico que también tiene lo suyo.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 8 de octubre de 2021