El periódico de la mañana

Conocí a Martin «Knocker» Thompson el día 29 de julio de 1926 en la fila de las apuestas del hipódromo de Gatwick. Fue el mismo día en el que murió.

Estaba delante de mí en la fila. Le noté muy metido en sus pensamientos y en un momento determinado, al volverse tropezó conmigo, me saludo.

Luego, cuando esperábamos al tren, que debía de llevarnos de vuelta a la ciudad, volvimos a encontrarnos. Se sentó a mi lado en el banco donde yo estaba.

Le conocía porque en nuestro mundillo, él, tenía cierto renombre y era conocido por casi todo el mundo.

Por cierto, me llamo Alan Crossing. Soy un vividor y debo decir que lo poco que me contó y lo que yo pude adivinar era todo muy extraño.

—Hola —dijo Knocker— mientras se sentaba a mi lado.

—Que hay —le dije, mientras apartaba una cartera que había en el banco, para que se pudiera sentar.

Bebió un par de tragos de una botella de champán, no me ofreció. Luego, en un momento determinado, comenzó a hablar.

—Debo de reconocer que he tenido suerte en las carreras, incluso me voy sin ver los resultados de la última, sé que voy a ganar.

—Hombre —le dije yo— es mucho decir que sabe que va a ganar, mejor sería que cree que va a ganar, porque aún no ha terminado.

—Mire, yo he sabido hoy a qué caballos apostar. Todos han ganado.

Pareció ponerse un poco misterioso, mientras continuaba hablando.

—El médico me ha dicho que no beba, pero ¿quién hace caso a los médicos?, te dicen lo que ellos no hacen. Bueno, el caso es que hoy, iba con información fiable.

Llegó el tren y nos montamos. Volvió a sentarse a mi lado, en los dos últimos asientos del vagón donde nos subimos.

Se expresaba de una manera un tanto farragosa, me contó algo de un viejo y un periódico. Luego no sé si por ir algo bebido, o porque no se encontraba bien, me balbuceó que hoy tenía un mal presentimiento.

Pareció volver a meterse en sus cosas y en un momento determinado, sacó un periódico que llevaba en el bolsillo y lo manoseo como buscando algo. Al final se paró en una página, que pude mirar por el costado, leí “Muerte en el tren”, luego atrajo el periódico para él, como si no viera bien.

Un momento más tarde, cayó al suelo. Los que estaban alrededor intentaron ver si podían hacer algo. Estaba muerto.

Se preparó un gran revuelo y el periódico lo perdí de vista y me fue imposible localizarlo.

Muchas veces me han venido a la cabeza, fragmentos de las cosas sin aparente sentido que me contó. He preferido olvidarme de ellas, no me gustaban.

Basado en: Los ganadores de mañana. Holloway Hore

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 26 de mayo de 2023