Victor Resgo es Doctor por la Universidad de Wyoming

Víctor Resco, autor de ‘Ecomitos’

Entrevista de Lolita Belenguer a Victor Resco para 20 minutos

21 marzo 2024

Víctor Resco, autor de ‘Ecomitos’: «Los bulos ecológicos agravan la crisis ambiental y se aprovechan de la buena voluntad de la gente»

En un momento en el que la transición ecológica acapara la agenda política, pero al mismo tiempo son muchos los bulos que circulan sobre, por ejemplo, placas solares o coches eléctricos, el profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lleida, Víctor Resco de Dios, publica  Ecomitos  (Plataforma Actual), un libro con el que pretende desmontar las mentiras sobre ecología que «agravan la crisis ambiental». 

En conversación con 20minutos con motivo de la presentación de su trabajo este jueves, Día Internacional de los Bosques, Resco de Dios explica que el origen de los ‘ecobulos’ es múltiple. Por un lado, apunta a «la idea romántica de la naturaleza pura y de que la mano del hombre contamina, cuando sabemos que a través que la gestión de la naturaleza se puede fomentar la biodiversidad».

«Es un ecomito que plantando árboles vayamos a restaurar el clima», afirma. Por otro, indica que ha habido campañas de grandes empresas que buscan trasladar la culpabilidad a la sociedad y «pasarnos la pelota de la responsabilidad corporativa a nuestro tejado». «Más que culpables, nosotros somos las víctimas de la crisis ambiental porque somos quienes vamos a sufrir las consecuencias. El 10% de las grandes fortunas son responsables del 50% de las emisiones», lamenta.

¿Cuál es el bulo más peligroso?El principal es el de la responsabilidad individual. Es una estrategia para que los verdaderos culpables de esta crisis ambiental se laven las manos. Un ejemplo que me parece muy llamativo es el de un sintecho en EE UU, que tiene una huella de 8,5 toneladas de carbono al año. Eso es más del doble de la huella de un español promedio al año. Es decir, hasta alguien que vive en la mendicidad y en albergues en EE UU tiene una huella de carbono insostenible, y eso es por el contexto socioeconómico en el que se encuentra. A nivel individual podemos hacer poco realmente por cambiar el entorno productivo en el que nos movemos. Por eso, esto de la responsabilidad individual es un invento para no arreglar las cosas, para buscar un chivo expiatorio y no hacer nada.

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¿Quedan muchos negacionistas de la emergencia climática?No sé si quedan muchos o no, pero esto [lo que ha comentado en la respuesta anterior sobre la responsabilidad individual] es una especie de negacionismo encubierto. O de retardo, porque hacemos como que hacemos, pero acabamos no haciendo nada y solamente maquillando la realidad.

Entonces, el problema son los no negacionistas, que son más pero no hacen nada…Claro. Al negacionismo lo puedes identificar claramente. En Europa son más bien pocos, algo marginal. El problema es que con la expansión de los bulos ecológicos se está agravando la crisis ambiental. Se están aprovechando de la buena voluntad de las personas que incluso prefieren pagar un poco más por comprar productos menos contaminantes y, muchas veces, están siendo víctimas de fraude. Por ejemplo, cuando pagas más para compensar las emisiones de un vuelo, eso es casi un fraude porque así no se solucionan los problemas. Y lo que es más peligroso, cuando pase el tiempo y estas personas se den cuenta de que el problema no se ha solucionado, sino que se ha agravado, acabarán con frustración y resignación que quizá los lleve a dejar de preocuparse por el medio ambiente.

«Pagar más para compensar las emisiones de un vuelo es casi un fraude porque así no se solucionan los problemas»

Alerta en su libro que la crisis ambiental no ha hecho más que aumentar a pesar de todas las medidas de mitigación. Entonces, ¿es el Pacto Verde una gran estrategia de ‘green-washing’ encubierto?Yo creo que, en la forma en la que se está desarrollando hasta el día de hoy, es una gran estrategia de  green-washing.  Y, además, mal diseñada. 

¿A qué se refiere?El mercado de compensación de emisiones, que es como la medida estrella y se basa en que las empresas tienen que pagar una cuota por derechos de emisión y, si se pasan, plantan árboles, o si se quedan por debajo, pueden venderlos a otras empresas [que se hayan pasado], como aumenta el precio de los productos, es un incentivo para que las empresas reduzcan emisiones. Pero en la práctica, las emisiones se han disminuido al 1,5% anualmente, por lo que harían falta 70 años para llegar al cero neto. No llegamos a 2050 [que es el año fijado como objetivo] ni de broma con la estrategia actual. Y, además, las grandes energéticas se han beneficiado de esto con las excepciones creadas y porque el mercado de emisiones favorece que el sobrecoste que los consumidores pagamos por el producto se convierta en un beneficio extra para las empresas porque ellas no han pagado los derechos de las emisiones. Esta es la estrategia que tiene que cambiar nuestro sistema productivo y es un fracaso, un engañabobos.

En el libro habla de medidas avanzadas de sostenibilidad ambiental necesarias para que la sociedad se reconcilie con la naturaleza, pónganos un  ejemplo.Más que la medida en sí, en muchas ocasiones la importancia está en los detalles, en la letra pequeña. Por ejemplo, los paneles solares, los coches eléctricos o los parques eólicos son parte de la solución, pero la forma en la que los estamos implementando puede ocasionar daños. Por ejemplo, las baterías de los coches eléctricos, en muchas ocasiones, requieren cobalto que vendrá de minas del Congo donde hay niños trabajando en condiciones de esclavitud y donde el trabajo infantil es casi el menor de los daños porque también se están contaminando las aguas y los cultivos que abastecen a esa población. Si pusiéramos paneles solares en el Sáhara, que es una propuesta que se está barajando, la temperatura del planeta acabaría subiendo porque cambiaría el balance energético. Más que la medida en sí, hay que ir al detalle y asegurarse de que se implementan en condiciones de justicia social y sin producir daños ambientales graves.

«Los paneles solares, los coches eléctricos o los parques eólicos son parte de la solución, pero la forma en la que los estamos implementando puede ocasionar daños»

¿Cuáles son los peros de los coches eléctricos o las placas solares?Se considera que los paneles solares o los coches con baterías son prácticamente inocuos, pero no es así. Un coche eléctrico requiere seis veces la cantidad de minerales que necesita un coche normal, con lo cual la actividad minera es seis veces mayor y hacer que la minería sea sostenible también es complejo. Además, el mercado está dominado por China. Y la producción de tierras raras está concentrada en muy pocos países. Entonces, uno cree que con la energía solar vamos a lograr la independencia energética y es totalmente lo contrario y, además, puede traer una volatilidad de los precios.  Lo acabamos de ver con el litio.

Entonces, ¿cuál es la solución?La energía nuclear, sí. La solar, también. No basarlo todo en ‘esta sí’ y ‘esta no’, sino en decir ‘esta sí para estas circunstancias y bajo estas condiciones, y esta otra bajo estas otras condiciones’. La solución es ser pragmático y objetivo, no guiarse por ideologías, sino por evidencias, la lógica y la examinación detallada de los problemas.

¿Prefiere lanzar mensajes catastrofistas o esperanzadores?Esta es una pregunta difícil para mí. Las predicciones de la ciencia, muchas veces, no son buenas noticias. Y, ¿dónde está el límite entre ser catastrofista y ser positivo? Tampoco puedes engañar a las personas. Si digo que los estudios geológicos advierten que cuando la temperatura aumenta tres grados, el nivel del mar sube 15 metros, me llaman catastrofista, pero es lo que dicen los estudios. Por otro lado, estos mensajes fomentan el retardo, la inacción, y la filosofía basada en ‘si, total, nos vamos a ahogar y morir igualmente, por lo menos disfrutamos un poco’. Yo prefiero pensar que tenemos un problema y vamos a arreglarlo. Me sitúo cerca de la medicina, en el sentido de que cuando vamos al médico y le describimos los síntomas, el doctor no nos dice todo lo malo que nos puede pasar, sino que va haciéndonos pruebas para ir tratando la enfermedad. Yo me sitúo en esa posición: no tenemos que engañar a la gente, los modelos nos indican que los síntomas son graves y que nos pueden pasar cosas malas si hacemos las cosas muy mal, pero eso se puede corregir mitigando nuestras acciones.

La solución es ser pragmático y objetivo, no guiarse por ideologías, sino por evidencias»

Pues vamos a la práctica: ¿me puede poner un ejemplo de lo que tiene vetado a la hora de hacer la compra? ¿Tiene alguna regla personal cuando va al supermercado?No tengo ninguna regla personal.

¿No se fija en si el producto, por ejemplo, es de temporada y cercanía?Volvemos al tema de la responsabilidad individual. Tenemos que olvidarnos de la idea de que nosotros somos los culpables de la crisis ambiental. Nosotros somos víctimas del cambio climático. Quienes vamos a sufrir las consecuencias somos las personas humildes, no los grandes magnates. Y lo que vamos a sufrir nosotros no es nada en comparación con lo que van a sufrir las personas de África o Asia. 

¿Cuál es su objetivo con este libro?En lugar de seguir a los líderes de opinión, lo que busco es generar líderes de conocimiento, de manera que desarrollemos una corriente de conocimiento que obligue a los políticos a seguirnos a nosotros. Sé que es difícil, pero todavía creo en el poder de la educación. Y a través de este camino sí podremos desarrollar sistemas productivos que favorezcan el consumo de proximidad que, evidentemente, es necesario, sobre todo en un contexto de incendios catastróficos que tenemos cada verano y que vienen producidos principalmente por el abandono rural. Y esto es paradójico, porque no hemos dejado de comer: seguimos necesitando alimentos, pero estos cada vez vienen de más lejos y a nosotros los consumidores nos es más difícil conseguir productos de proximidad.

«La mejor forma de preservar la naturaleza es manteniendo la voz de la población local. Los masáis son los enemigos de los ecologistas de asfalto»

¿Cuáles son los pros y los contras de la declaración de parques nacionales como figura de protección medioambiental?Esta figura nace con el Parque Nacional de Yellowstone (EE UU, en 1872) y se basa en la idea de que lo ideal es el bosque prístino. Lo que hicieron fue echar a los indios que vivían allí y aún hoy en los panfletos se cuenta que el parque es un ejemplo de cómo sería el mundo si no hubiera sido cambiado por los humanos. Esta práctica de expulsar a las poblaciones nativas es muy común aún a día de hoy en las áreas protegidas y, si no se expulsa, se restringen los derechos. Esto es paradójico porque todos los ecosistemas han sido gestionados y quienes lo han hecho bien, de forma que han preservado la biodiversidad, son penalizados. Cuando esta gestión se abandona con la declaración de un área protegida, los estudios muestran que el paisaje se homogeneiza y, en muchas ocasiones, la biodiversidad se resiente. La mejor forma de preservar la naturaleza es manteniendo la voz de la población local. Y darles voto y derecho a seguir utilizando los recursos naturales de forma tradicional porque son los mejores garantes de la biodiversidad porque les va la vida en ello. Los masáis y las poblaciones locales son los enemigos de los ecologistas de asfalto. 

¿Cuánto más puede crecer la población mundial, cuál es la carga máxima que puede soportar el planeta?Esto es otro de los grandes mitos. El problema no es que seamos muchos, el problema es que hay unos pocos que están consumiendo una cantidad ingente de recursos. El 10% de las personas más ricas consumen el 50% de los recursos. El 50% más pobre consume el 10% de los recursos. Si todos viviéramos como las tribus de adivasis en la India o de bosquimanos en África, no habría cambio climático. ¿Cuántos adivasis puede haber en el mundo?  Miles de millones. ¿Cuántos Donald Trump o Bill Gates? Menos. 

Entonces, ¿qué le parecen las políticas de control de natalidad?Entidades ecologistas o incluso personas muy queridas como Jane Goodall o  Greta Thunberg defienden posturas de control de natalidad. Una cosa es empoderar a las mujeres para que tengan un mayor control de su vida sexual, pero otra cosa es hacer eso en nombre de la naturaleza para que tengan menos hijos. Yo creo que son actividades que deberían ser completamente independientes: hay que empoderar a las mujeres para que tengan mejor control de su vida sexual y reproductiva, pero ese programa no se puede mezclar con programas de conservación de la naturaleza abogando que el problema es que somos muchos. Volvemos a la idea de la responsabilidad individual contra la responsabilidad corporativa. La responsabilidad de la crisis ambiental no es de las mujeres de África sino de los grandes magnates.

Victor Resgo es Doctor por la Universidad de Wyoming, es profesor de Ingeniería Forestal e investigador en la Universidad de Lleida y publica regularmente columnas científicas en National Geographic y BBC. Ha escrito un libro sobre incendios forestales y más de cien artículos en revistas científicas. Coordina la Unidad Mixta de Investigación entre el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y Agrotecnio (JRU CTFC-Agrotecnio). Trabaja en la mitigación del cambio climático, los incendios forestales o la contaminación.