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Casas típicas de un poblado minero del siglo XIX

«La caliente Molly»

Parte I «La caliente Molly» no era el burdel más elegante de Mc.Carthy. Sus putas no eran las más selectas del lugar, aunque tampoco las peores. Pero eso a nadie le importaba aquel invierno de 1923. En la calle un metro de nieve y dieciocho grados bajo cero. Los mineros de Kennicott, a pesar de…

Gente voluntaria, ayudando a otros.

Los seres humanos estamos ‘diseñados’ para ayudar…

La gente quiere ayudarse mutuamente, incluso cuando les cuesta algo, e, incluso, cuando las motivaciones para ayudar no siempre coinciden, según sugiere un nuevo estudio. En una investigación publicada en la revista científica ‘Science Advances’, un grupo de sociólogos ha descubierto que la gente elige abrumadoramente ser generosa con los demás, hasta con los extraños,…

Foto pasillo largo y en tinieblas que suele dar miedo

Barandado

Rosa volvía a su casa con un enfado morrocotudo. Había discutido con Manuel, su novio, por lo mismo de siempre. Le gustaba gastar bromas, a pesar de que ella siempre le decía que no le hacían gracia. Pero él seguía y seguía. Por ese motivo, esa noche lo había mandado a freír espárragos. Mientras andaba,…

Escena funeraria en la Grecia antigua

No sé qué pensar

Siempre que pasaba por aquella calle, camino del trabajo, me fijaba en esa puerta de madera. Estaba junto a un supermercado pequeño. No había ningún cartel, nada que indicara para qué se utilizaba. Quizás, lo que inicialmente solo fue curiosidad por una bonita puerta de madera tallada, pasó a ser casi una obsesión. Sobre todo…

Seudónimo

Seudónimo

Cuando se despertó esa mañana, Tomás, “Racu” para los amigos, estaba envuelto en sudor. El pijama empapado y la almohada fría por la humedad. El pelo, por lo general rizado, era una masa pegada y aplastada. El mismo se dio cuenta, al sacarse el pijama, que olía fatal. Después de darse una ducha, comenzó a…

Somos como… animales, borregos, estúpidos… ¿qué somos?

Somos como… animales, borregos, estúpidos… ¿qué somos?

El primer golpe ni lo vio venir. Le llegó por la espalda con un bate en plenos riñones. Se encorvó y cuando estaba encogiéndose por el dolor, le llovieron el resto. Patadas y más golpes, hasta que el que los propinaba se cansó. Alto, delgado, pantalones de chándal a juego con la sudadera. La capucha…