Cuando se alimentan miedos

Parece que no hay tregua. Todavía tenemos en la memoria reciente el miedo en la pandemia de que no se asegurase el abastecimiento de alimentos y en la que recordábamos que la dependencia cada vez mayor de la gran distribución alimentaria pone en peligro el modelo de producción agroecológico y más sostenible social y ambientalmente

Ahora con la invasión de Ucrania, se vuelve a alimentar el miedo causado por un sistema alimentario y agrícola desequilibrado que explota ante cualquier “evento externo”, esta vez una guerra en Europa.

Tras COVID y con esta guerra ¿No queda claro que es urgente reconsiderar la forma en que producimos, consumimos y comercializamos los productos agrícolas?

La interrupción de las exportaciones rusas y ucranianas de cereales, oleaginosas, fertilizantes y gas fósil (que se utilizan en la producción de fertilizantes sintéticos en la agricultura industrial) pone de manifiesto la peligrosa dependencia del sector agrícola europeo en los insumos y las importaciones externas. Para mantener la sobreproducción y la exportación de productos animales, Europa depende de las importaciones de cereales y oleaginosas de Rusia y Ucrania, del gas fósil y fosfato rusos, así como de la potasa bielorrusa.

Ahora más que nunca Europa debe transformar su sistema alimentario y agrícola y crear un sistema sostenible y resiliente, para ello debe cambiar a una alimentación basada en alimentos de origen vegetal cuya producción y comercialización sea ecológica, local y de temporada.

El lobby agrícola industrial rico y poderoso utiliza a la guerra de Ucrania y los problemas internacionales que esta ha ocasionado para alimentar un temor infundado sobre el empeoramiento de la inseguridad alimentaria en Europa. Su objetivo es suspender, y desmantelar, las metas y objetivos sanitarios, climáticos y medioambientales consagrados en el Pacto Verde Europeo, así como en las estrategias de la granja a la mesa y de la biodiversidad.

Las consecuencias de la crisis ucraniana dejan patente, de nuevo, que el sistema alimentario actual no es una buena opción. No caigamos en su miedo, es hora de exigir acelerar la transformación del sistema alimentario poniendo fin al actual uso insostenible de los recursos naturales, eliminando progresivamente la dependencia de los insumos externos, reduciendo los residuos de alimentos, disminuyendo sustancialmente la producción y el consumo de productos de origen animal y minimizando el uso del suelo para agrocombustibles.

Mónica Parrilla

Ingeniera Técnica Forestal por ETS Ingenierías Agrarias de Palencia (Universidad de Valladolid). Máster en Gestión de Residuos (Instituto de Investigaciones Ecológicas). Agente de Igualdad (UNED). Actualmente, Responsable de la campaña de Incendios Forestales e integrante del Equipo de Género de Greenpeace España.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 15 de abril de 2022