El paquete

Se acababa de levantar, siguiendo su costumbre estaba tomando un café de pie en la cocina, antes de comenzar el día necesitaba por lo menos dos o tres tazas. Ese ritual le venía de los tiempos en que… bueno de otros tiempos.

Se había duchado y hoy, como todos los jueves, tenía la reunión semanal con el ministro. Se puso un traje gris oscuro con camisa blanca.

Se colocó bien la funda de la pistola, a la vez que metía el arma. Era la nueva Glock 43X, hacía tres semanas que se la habían entregado y al parecer no le costó mucho hacerse a ella. En cuatro sesiones de tiro ya la dominaba a la perfección. Cuando iba a salir, sonó el timbre de la puerta. Al abrir se encontró con un repartidor de CLM que le entregó un paquete a su nombre.

Después de firmar la recepción, cerró la puerta y volvió a la cocina.

El paquete pesaba bastante y no tenía remitente. Cuando quitó el papel que lo envolvía, un residuo casi blanquecino se dispersó por la encimera.

Al momento le llegaron a la memoria la circular que llegó la semana pasada a la jefatura, sobre la posibilidad de un atentado con paquetes bomba. Pero no por eso se paró, el problema estaba en el polvo blanco. No era la primera vez que se enviaba esporas de antrax diseminadas en polvo.

De un armario de su habitación cogió una máscara antigás y se la colocó.

Debía de dar parte a la central, pero su instinto le decía qué aquello no eras lo que parecía.

A ese apartamento se había cambiado relativamente hace poco y ningún vecino sabía a qué se dedicaba. Salvo la gente conocida, nadie sabía donde vivía.

Por lo tanto, era bastante improbable que fuera un atentado.

Si es verdad que no traía remitente, pesaba mucho y estaba el polvo.

En fin se decidió abrir el paquete y luego ya vería si daba parte.

Con sumas precauciones cortó el precinto de la caja que había desenvuelto, levantó la tapa de la caja con cuidado y más polvo salió disparado del interior.

Decidió ya, estado en ese punto, a terminar. Abrió del todo y examino la bolsa interior, estaba impregnada de polvo blanco. Había un sobre.

Lo abrió y leyó la nota:

Hola, Manuel:

Lo prometido es deuda, tarde, pero que se le va a hacer. El otro día, hablando con Julio, me recordó lo de los fardelejos que te había

prometido la última vez que nos vimos hace seis meses.

Yo me había olvidado, así que aprovechando un viaje que hice a Arnedo los compré.

Espero que disfrutes.

Matías.

Se quitó la máscara, respiro profundamente. «Joder que susto, pensó, menos mal que no he dado la alarma, de ser así ahora tendría aquí a los del Tedax y a los NRBQ total por unos fardelejos de Matías. En fin, pudo ser y no ha sido, a respirar a fondo y seguir».

Se lavó la cara, se ajustó frente al espejo la corbata y se fue para asistir a la reunión de ese día.

Pensó en recordarle a Matías que si pone el remitente en los paquetes, le evitaría en el futuro sustos como el que acababa de pasar.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 5 de mayo de 2023