En otro tipo de mundo
—Si hace un tiempo me llegan a decir que esto me iba a suceder, le hubiere dicho a esa persona que está loca. —Le decía Mayte, la madre de Alberto, a su hermana Lina mientras tomaban un café en el bar que hay en La Glorieta—. Pero es verdad, mi hijo me ha dicho que está enamorado de una chica que ha conocido dentro de un videojuego. Además no sabe ni como es. Solo que se llama Rul20, aunque su nombre real debe ser Alicia ¡ah! y tiene un avatar muy bonito…
El local tenía todo el encanto de los bares tradicionales irlandeses, las paredes forradas de madera oscura y los muebles del mismo material pero algo más claros. La iluminación tirando a tenue. La música celta o similar. La barra según entras a la derecha , a la izquierda mesas y sillas. Al fondo, se abría una gran sala en la que una mesa de billar ocupaba parte del espacio. La zona de lectura con biblioteca estaba encajada a un lado, casi escondida. Era una zona tranquila e intima que le venía al pelo para lo que estaba dedicada. Tenía esa atmósfera donde uno se abre y puede contar y escuchar cosas.
Alberto, desde que su amigo Juanjo le comentó que iba a crear ese bar y como lo iba hacer, le animó. Le gustaba el aire antiguo y clásico que pensaba darle y se imaginaba con sus amigos escritores tomando un cacharro en ese lugar.
Había quedado allí con Alicia (Rul 20 para todos los no amigos), quería darle el capítulo nuevo que había escrito de su novela. Podía habérselo mandado a su casa, pero prefería entregárselo en persona.
Como siempre hacía al entrar al bar, se miró en el espejo y se guiñó un ojo a sí mismo, los últimos cambios en su pelo y barba le habían quedado muy bien. Le hacían una figura mas estilizada.
Desde que coincidiera con Alicia en aquél videojuego de guerra intergaláctica, habían pasado varios meses. Le gustó su forma de hablar y de moverse. Quedaron en verse de vez en cuando y así poco a poco se fueron conociendo. Tenían amigos comunes y compartían algunas aficiones. Ahora ya eran pareja, había sido una decisión muy madurada .
—Hola —dijo Alicia sonriendo mientras se acercaba a la mesa donde estaba Alberto (VirFortis para los no amigos)—. ¿Qué te has hecho en la cara? Esa nueva barba te queda muy bien.
Mientras se sentaba, Alberto le dio un beso al acercarle ella los labios.
—No podía esperar, quería que leyeras el último capítulo que he escrito. —Mientras hablaba, le pasó a Alicia una carpeta con papeles. A pesar de la tecnología existente a él le gustaba utilizar el papel.
—Bien, lo leeré esta noche y ya te diré que me parece. Ahora lo siento, he quedado con unas amigas y vamos al cine. Luego tengo una reunión de clase, así que nos veremos mañana.
Alberto notó una vibración en la muñeca. Cogió el móvil, su madre le estaba llamando.
—¡O subes ahora mismo a echarme una mano o te quito la corriente del sótano! Cada día es mas difícil contar contigo para algo.
Se salió de Argolus (la última versión del Megamundo más real que existía) y subió a la cocina para ver que quería su madre.
—Necesito que me ayudes a mover ese mueble, yo sola no puedo.
—¿Para eso me llamas? estaba con Alicia y la he tenido que dejar para ver qué querías.
—Hijo, si lo has hecho es porque si no te cortaba la corriente. No entiendo nada de lo que haces, llevas meses sin salir de casa, siempre encerrado en el sótano. Eso no puede ser bueno y además, por mucho que le doy vueltas, no entiendo eso de vivir y enamorarse en una realidad virtual. No termino de entenderlo.
—Mamá qué anticuada estás. Yo no necesito salir a la calle. Vivo mi vida de otra forma.
Mientras le decía eso a su madre, pensaba lo que le había costado subir del sótano. Se estaba poniendo gordo y la grasa del pelo “no sabía qué hacer con ella”. Para colmo esos granos infectados de la nariz, se la habían puesto como una bota.
Cuando terminó de ayudar a su madre, sin decir nada más, volvió resoplando al sótano. A su mundo.
Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 2 de diciembre de 2021