Rincon apacible con ordenador y un café para escribir sobre cualquier cosa

Escribir sobre cualquier cosa

Me encantan los escritores que se sientan frente a la máquina y ala se ponen a escribir desarrollando una idea como si cualquier cosa.

Ya se que me van a decir que no es así, que detrás de eso hay años de práctica y las más de las veces muchos borrado, lo sé.

Entiendo la idea, no es a lo que me refiero. Lo que me encanta es la habilidad de dar forma a una pequeña idea que por cualquier causa les ha pasado por la cabeza y de ahí se saca un gran historia.

Esa facilidad de algunos para dar forma a un bello relato partiendo de casi nada. Igual que un alfarero coge un pegote de arcilla y con su torno y sus manos poco a poco saca una pieza maravillosa.

Me encantaría ser capaz de ver un esbozo de lo que será el final. Al igual que esos maestros artesanos que partiendo de la nada terminan creando una cosa bella y sobre todo que en su consecución parece que van en muchas ocasiones, como guiados por una idea ya definida y no improvisada.

Entiendo que salvo excepciones el trabajo de escritor o cualquier artista de otro tipo consiste en muchas horas indagando, probando, estudiando y repitiendo.

Fundamentalmente con la lectura me pasa una cosa curiosa que con otras artes no es tan notorio. Cuando leo un libro, a veces me hace sentirme tan bien que conectó con él, puedo meterme dentro de la historia e involucrarme en todo cuando en él pasa.

En ese momento soy feliz. En ese instante disfruto plenamente, me salgo de mi yo presente para ser el actor narrador y en muchos casos incluso narrador en primera persona.

He sido prisionero francés en Dien Bien Phu, arquero inglés en Crécy, marinero de Nemo, centurión con Trajano, he recorrido el Amazonas en la ruta del caucho, he hecho el recorrido de América del Sur a las Islas de Pascua, he vivido maravillosas noches estrelladas en los perdidos confines del desierto del Sahara tomando té junto a una fogata y como no viajero espacial en misión de reconocimiento me ha llevado a otros mundos en epopeyas sin igual.

Todo ello ha conseguido que entre otras cosas mi visión y opinión de la vida sea mucho más amplia , con más matices y mucho más rica. Como siempre digo la gama de matices se amplía.

La música también como la lectura me produce fuertes sentimientos internos que modifican por lo menos temporalmente mi estado de ánimo.

Hay una serie de canciones que son capaces de hacerme olvidar el presente y quedar como aislado de todo.

De ahí que me parezca maravilloso el oficio de escritor y por extensión los que escriben ponen música y cantan.

Me dan una sana envidia que me gustaría no tener, aunque para ello me temo que tendría que ser yo el que relatase esas historias, escribiera esas canciones o las cantara.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 9 de diciembre de 2020