Imponer el lenguaje inclusivo atenta contra la lógica lingüística
M. Carme Junyent
Tengo 67 años: encantada de haberlos vivido y que se note. Nací en Masquefa. Soy madre soltera reincidente: tengo dos hijos. ¿Ideología? Me gusta la gente La política debe cambiar el mundo y no intentar que cambie la lengua. El machismo está en nuestra mente y no acabaremos con él forzando el lenguaje
Posesivos oligárquicos
“Decir que el género en una lengua –ironiza la profesora Junyent– es obra del patriarcado es como decir que los posesivos los ha inventado la oligarquía terrateniente”. Sonrío, pero al evocar cierto activismo me veo obligado a añadir con menos ironía: “No les dé ideas”. Y es que acongoja comprobar cómo un gesto activista ignorante de la razón lingüística acaba convertido en norma impuesta por administraciones gestionadas por políticos más temerosos de ser tachados de machistas que de ignorantes de la gramática. La paradoja es que ese lenguaje inclusivo acaba siendo excluyente para las niñas que han crecido con él y que hoy al escuchar “los niños”, en vez de sentirse incluidas, se sienten excluidas si no se añade “y las niñas”. Por favor, no busquen votos torturando la lengua de todos y déjennos hablar como queramos.
Por qué cuestiona el lenguaje inclusivo?
Porque no es inclusivo y carece de fundamento lingüístico. Se ha convertido en una imposición inadmisible de instituciones que nos censuran con criterios ideológicos.
¿Cómo hemos llegado hasta este punto?
En los años setenta en EE.UU. las lingüistas feministas empezaron a hacer propuestas de lenguaje inclusivo y aquí se malentendieron.
¿Por qué?
Porque aquí los activistas quisieron cambiar el género, que no tiene nada que ver con el machismo. Por ejemplo, en suajili, como en otras muchas lenguas, hombres y mujeres pertenecen al mismo género; pero eso no significa que sus hablantes sean feministas.
Me temo que no
La lingüística comparada demuestra que el género es una rara categoría que solo posee el 15 por ciento de las lenguas humanas.
¿Cómo se nos ha impuesto el lenguaje inclusivo si era solo postureo ideológico?
Porque se ha generado un grupo de interés de técnicos que lo aplican y de políticos que los amparan y lo imponen.
¿Ignoran acaso cómo las lenguas generan su sentido?
Y por eso lamento que en el disparate intervengan profesionales que han estudiado filología y deberían tener criterio científico.
¿Por qué tantas políticas y políticos, como dirían ellos, se apuntan al despropósito?
Barrunto que la respuesta estaría en el miedo de esos políticos a ser tachados de machistas; pero el machismo no está en el lenguaje ni mucho menos en los géneros, sino en nuestras mentes.
¿Si el patriarcado imbuye el lenguaje de sus valores no cree que hay que purgarlo?
Pero es ingenuo y erróneo creer que por retorcer la gramática liquidamos el machismo.
¿Recuerda ejemplos de esa confusión?
Se sucedieron a partir de 1981, con la publicación del clásico de la lingüista feminista Robin Lakoff El lenguaje en el lugar de la mujer . Empezó Carmen Romero con un “jóvenes y jóvenas …”.
Aún chirría en los oídos.
Igual que el “miembros y miembras ” de Bibiana Aído; otro, más reciente, ha sido el de Yolanda Díaz “autoridades y autoridadas ” que desdobla el género y dobla la confusión.
¿La autoridada así se desautoriza?
Imagino que no reflexionó al respecto.
¿Entonces hay periodistas y periodistos ?
Lo grave es que esa ignorancia del modo en que se genera sentido en las lenguas se está convirtiendo en imposición. En el 2009, me encontré con que en mi universidad, la UB, me corregían los textos con esos discutibles criterios de lenguaje inclusivo.
¿Atentaban contra la libertad de cátedra?
Puse de título a una sesión: “Quien adquiere una nueva lengua adquiere una nueva alma: las almas multilingües de nuestros alumnos” y volvió corregido como “Las almas multilingües de nuestro alumnado”.
¿El corrector ignora que no es lo mismo?
Después me sustituyeron: “Los exámenes pueden presentarse en cualquiera de las lenguas de la profesora” (que era yo y entiendo ocho) por “el profesorado”. Y cometieron otro error, porque no eran las mismas. Y los estatutos de la UB están escritos siguiendo esos criterios acientíficos. Otra imposición.
¿Por qué es otra sinrazón lingüística desdoblar los géneros?
Porque los plurales ya incluyen femenino y masculino y, al desdoblarlos sin necesidad, retuerces su sentido. Si digo “las peras y los plátanos son ricos” no debo pensar nada más; pero cuando empiezo a desdoblar por ideología “los niños…”.
…Que, de hecho, ya incluye a “las niñas”.
Con “los niños y niñas” propicias el enredo, porque obligas al hablante al que antes bastaba “son encantadores” a añadir “y encantadoras”.Y luego a doblar cada nuevo adjetivo.
¿Todo por postureo ideológico?
Inadmisible. Nuestro grupo lo ha denunciado en foros autorizados y hemos publicado un documento demostrando que los plurales masculinos incluyen los femeninos…
¿Cuando decimos “los alcaldes” hablamos también de las alcaldesas?
Y cuando decimos los porteros, de las porteras. Además, ese error genera una derivada contraproducente para el feminismo…
Nada irracional es bueno para nadie
…Porque las niñas ahora se autoexcluyen cuando les dicen que una película “es para niños” cuando antes entendían que ese “para niños” las incluía también a ellas.
¿El lenguaje inclusivo acaba así siendo excluyente?
Otra paradoja es que su argumento es la visibilización de la mujer cuando visibilizar es un verbo transitivo que requiere un objeto. Es decir, nos convierte en objetos.
Y todos somos personas
Que no nos hagan favores. Si las mujeres estamos, que no se preocupen, ya nos verán, no tienen por qué visibilizarnos.
Lluis Amiguet (La Vanguardia)
Acabo de leer esta entrevista realizada en enero y me ha parecido que merecía la pena ponerla aquí.
Carme Junyent Figueras fue una lingüista española. Fue profesora de lingüística en la Facultad de Filología de la Universitat de Barcelona. Falleció el pasado mes de septiembre.