La leyenda del Moral de Daroca
De esa forma que suelen surgir estas cosas, llegaron a mí diversos rumores sobre la leyenda del El Moral de Daroca. Un árbol casi tricentenario y de origen incierto.
Al parecer en 1790 con motivo de su separación de Navarrete, los vecinos de Daroca decidieron hacer una fiesta para celebrar su emancipación. El nuevo Concejo junto con el cura del lugar organizaron, aprovechando el buen tiempo, una procesión con la Virgen del Patrocinio, su Patrona. La portaron en andas a hombros de los mozos e hicieron un recorrido completo a la villa. El cura fue bendiciendo los lugares donde se detenían.
El fervor del pueblo a su patrona se veía claro en el semblante de todos los que la rodeaban. Vinieron gente de Medrano, Hornos, Sotes, Sojuela y demás pueblos cercanos. A tamaño acontecimiento se invitó a las autoridades y familiares que el que más o el que menos, tenían en los pueblos vecinos. Las mujeres con velo, los hombres, boina en mano y todos con el traje de fiesta.
Se había parado el trabajo era un día de celebración. Todo el mundo estaba allí, nadie se lo quería perder. Los críos gritaban y saltaban y los corros de hombres y mujeres llenaban la plaza. Los familiares que aprovechando la ocasión habían venido al pueblo abrazaban a los suyos. De fondo se oían los sonidos de algún redoble de tambor acompañado de flauta y punteo de bandurria.
Al terminar la procesión se iba a devolver la Virgen a su lugar en la Iglesia, cuando uno de los mozos que la llevaban en andas dio un traspiés y la imagen cayó. Muchas manos salieron disparadas, pero ninguna pudo parar la caída y pegó en el suelo. El golpe fue seco, fuerte, se oyó en toda la plaza. Se hizo el silencio, solo roto por algún ladrido de perro.
El cura hizo que la dejaran de pie fuera del pórtico, al sol, para poderla revisar. La gente estaba nerviosa a la espera de ver cómo acababa aquello. Pasado un rato, con gran alivio para todos, el cura levantando la voz dijo: ¡La Virgen está bien, ha sido un milagro!. Con sumo cuidado la metieron en la Iglesia y la colocaron en su lugar.
En los corrillos se comentaba el hecho y se felicitaban por la suerte que habían tenido. Hubo música, baile, se habían formado diversos grupos y por todos los sitios a la gente se la veía feliz; la fiesta duró hasta muy tarde.
Al día siguiente unos golpes fuertes en la puerta de la casa parroquial, sacaron al cura de la cama. Eran las siete de la mañana. Por la ventana vio al hijo pequeño del herrero. Suspirando el cura bajó a abrir, pensando que algo grave pasaba. —Mi padre me dice que le diga, que venga corriendo a la puerta de la Iglesia.
No sabiendo qué pensar y viendo que el chaval se había ido se puso la boina y fue a la plaza. Estaban el herrero, su mujer, los miembros del Concejo recién nombrados y algunos vecinos más.
Todos estaban mirando el suelo, formando un corro alrededor de algo. Se acercó y vio un árbol como de cinco palmos de altura y un dedo gordo de grueso. En esto se percató el cura que el árbol había crecido, donde la Virgen golpeó el suelo al caer el día anterior.
Nadie dijo nada, desde entonces el árbol, un moral, cuenta con el cariño y aprecio de todos los vecinos de Daroca. Bueno esto podía haber sido así o de otra forma, pero me gusta que estas cosas puedan tener un nacimiento de leyenda.
Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 21 de enero de 2021