La solución

Juan era para muchas cosas, casi un niño de veintiséis años. Últimamente, viendo a su padre más preocupado que de costumbre, decidió averiguar qué le pasaba.

Sabía que no podría preguntarle directamente, así que decidió espiarlo. Así se enteró de que tenía problemas en varios países del mundo, para meter su cocaína. Los sobornos estaban siendo cada día más altos y la policía nos los dejaba en paz.

Después de mucho pensar en el problema, había encontrado la solución. Debían de contratar a Papá Noel, para que les ayudara. Desde pequeño, había escuchado que en una noche repartía, con su trineo y sus renos, los regalos en todo el mundo. El resto del año, no hacía nada. ¡Pues ahí estaba la solución! Le propondría un buen trato. Un par de días al mes de trabajo, y una pasta gansa que se ganaba, sin esfuerzo. Nadie se iba a enterar. Es sabido que Papá Noel, vuela con sus renos por debajo del nivel de radar. Es indetectable. Lo que ellos necesitan. Se lo propondría a su padre. Iba a quedar de narices. A nadie se le había ocurrido nada así. Era un genio, su papá estaría orgulloso. Esa noche no pudo casi dormir de la excitación y se vio volando en un trineo con Papa Noel.

La bofetada que le dio su padre, cuando le explicó su plan, lo dejo patas arriba.

—Mira Juan —le dijo el padre, que no era muy dado a tener paciencia— a tus 26 años, ya debieras saber, que Papá Noel no es real, aunque te siga trayendo los regalos, que le pides. Son tus padres quienes te los compran, y te los dejan, debajo del árbol.

El padre, después de la explicación, lo dejó frotándose la cara. Él, no entendía el enfado. No era tan mala su idea, aunque a su progenitor, no le gustara. Él, sabía que Papá Noel era real, y su padre, estaba equivocado.

Esa noche, solo en su habitación, reviso por internet las imágenes de la casa de Papa Noel en el polo. «Qué pena pensó, si yo pudiera hablar con él, seguro que le convencería para que nos ayudara, mi papá es muy bueno y se lo agradecería». En ese momento una foto del gordito de rojo apareció en la pantalla y le hizo un guiño.

Como por arte de magia, se encontró de golpe en la casa que había estado viendo en el ordenador. Tenía delante de él a Papa Noel.

Este muy sonriente le pregunto en qué podía ayudarle.

Juan, como si lo que había pasado fuera la cosa más normal del mundo, le comento su idea. Mientras lo hacía, Papa Noel le hizo algunas preguntas y se dio cuenta de lo peculiar que era el muchacho.

—Mira, no voy a poder ayudarte en lo que me pides. Sé que no comprendes bien a lo que tu padre se dedica, no importa. Tú eres buena persona y eso me basta. No obstante, deberías de saber, los problemas que causan en el mundo, lo que tu padre y otros como él hacen.

Después de una larga charla, Juan, no tardó en darse cuenta en que consistían los asuntos de su padre y de donde venían las ingentes cantidades de dinero que él veía y que nunca se había preocupado de ello.

Papa Noel, le ofreció quedarse una temporada y aprender a fabricar juguetes. Para ello Juan, tenía mucha habilidad y una natural soltura, con las manos. Pensó, que esto que estaba aprendiendo, podía ser una buena salida para él y mucha gente de su pueblo. No tendrían que depender de plantar coca para su padre.

Aprendió con los elfos y duendes de Papa Noel a fabricar juguetes y a reparar las máquinas del taller cuando se estropeaban.

Pasado un tiempo decidió, que ya era el momento de volver con su familia. Como si su deseo hubiera disparado un resorte, se encontró, de golpe, en la habitación de su casa.

Se dio cuenta de que había vuelto a la noche en que pensó que la solución al problema de su padre era contratar a Papa Noel. Al día siguiente iba a comentárselo. El tiempo no había pasado, había vuelto al pasado.

A la mañana siguiente, cuando bajó a desayunar, su padre ya estaba allí.

—Quería pedirte algo papá, me gustaría fabricar juguetes.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 13 de enero de 2023