Lo que hace la cabeza

Cuando Anselmo salió esa mañana de su casa para ir al trabajo, se tropezó como casi todos los días con su vecino Gabriel. Se saludaron con amabilidad y luego cada uno a lo suyo.

A la mañana siguiente, cuando se cruzaron, Gabriel lo saludo como siempre, pero Anselmo solo le hizo un gesto con la cabeza.

Mientras conducía al trabajo, Anselmo sentía que estaba molesto con Gabriel. No sabía por qué, pero así era. Estuvo en un par de ocasiones a punto de chocar con el coche de delante, no iba atento a la carretera.

Ya en el aparcamiento del trabajo, siguió dándole vueltas a la cabeza. Seguía sin encontrar el motivo de su enfado con Gabriel, de ahí que esa mañana había estado brusco en el saludo y no con la amabilidad de siempre.

El caso es que, por más que pensaba, no acertaba a saber que es lo que le había hecho su vecino. No obstante, sabía que algo había.

Durante todo el día tuvo en la cabeza un «run run» que no le dejaba concentrarse en su trabajo y a punto estuvo de que le pillara una máquina elevadora. Se libró por la pericia del conductor.

Esa noche la pasó en vela y por la mañana salió a trabajar un poco antes de la hora acostumbrada. No quería tropezarse con Gabriel, seguía sin acordarse de lo que le había hecho. ¡Pero algo le había hecho! ¿Cómo podía ser sino, que él lo tuviera tan claro? Su cerebro le estaba jugando una mala pasada haciéndole olvidar la ofensa. Estaba seguro de que había sido algo gordo.

Con el paso de los días aquello se convirtió en su obsesión y supo que debía de tomar medidas, no lo podía dejar así. No importaba que no se acordara, tenía que resarcirse de la ofensa que le había infringido su vecino. El odio que sentía necesitaba ser calmado. Ya lo había decidido.

Esa mañana esperó a su vecino con el coche en marcha. Cuando este salió casa y antes de que pudiera montarse en su coche, lo atropello empotrándolo contra el vehículo.

Acudieron la policía y la ambulancia. No pudieron hacer nada por Gabriel.

El noticiario del medio día comenzó con el relato de un extraño suceso acaecido esa mañana.

«Un hombre se escapa del psiquiátrico, roba un coche y atropella a una persona cuando esta iba a trabajar.

Al parecer el hombre acababa de mudarse a la ciudad. Estaba recluido desde hacía un mes, debido a las agresiones que había causado a un policía en un control de tráfico. El examen psiquiátrico, había determinado que sufría trastorno de personalidad paranoica. Estaba siendo tratado cuando se escapó. La policía considera que atropelló deliberadamente a la víctima, aunque no saben el motivo. No había ninguna relación entre ambos».