Cartel del Greenpeace sobre la necesidad de usar más el tren que el avión

Más trenes y menos aviones

Vivimos un verano extraño. La ausencia de turistas y la bajada general de la movilidad nos ha traído un escenario inusual con estaciones y aeropuertos vacíos.

Sin embargo, algunas personas sí se han podido desplazar para ver a sus familias y amistades, o simplemente para descansar tras un durísimo confinamiento. Y muchos han visto como al coger el tren -uno de los transportes menos contaminantes- Renfe había recortado horarios, o no quedan billetes, o estaban carísimos por falta de promociones.

Ante esta situación, muchas personas han optado por ir en su coche o en avión, medios más contaminantes y que no ayudan a reducir las emisiones del transporte.

La crisis del coronavirus no nos puede hacer olvidar los efectos de la crisis climática. El transporte acapara casi un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en España.

Su descarbonización es un reto urgente: no basta con parar unos meses. Hay que dar la vuelta al sistema, reducir los medios más contaminantes como el avión y promover soluciones respetuosas con el planeta.

Y lo hemos hecho en la estación más grande (Madrid-Atocha) donde un grupo de activistas ha pedido al Ministro Ábalos que deje de quitar trenes y piense en cómo reducir las emisiones de la aviación en la “nueva normalidad”.

El avión es el modo de transporte más contaminante por viajero transportado, sobre todo cuando se trata de vuelos cortos. Y no hay una tecnología que nos permita volar sin CO2.

Pero también tenemos que ser realistas: no podemos pedir a lugares como Canarias o Baleares que renuncien a su conectividad, pero sí podemos promover el tren para movernos dentro de la Península y evitar un gran número de vuelos innecesarios.

Ya se lo pedimos a las estrellas de LaLiga, cuando equipos como el Madrid o el Barcelona volaron en trayectos ridículamente cortos en lugar de usar el tren y mitigar su huella de carbono. Y ahora se lo pedimos al Ministerio de Transportes para que limiten los vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren.

Tras una ingente inversión pública en nuevas líneas ferroviarias, actualmente disponemos de una red infrautilizada por una planificación errónea.

Sin embargo, el tren ha demostrado ser el transporte preferido por la población cuando es competitivo en tiempo y coste, por lo que es hora de poner en valor nuestra red ferroviaria y convertir al ferrocarril en el transporte preferente contra la crisis climática.

Por este motivo, desde Greenpeace pedimos al MITMA que apueste por el tren con una serie de medidas concretas:

  • Revertir los recortes de horarios llevados a cabo este verano, en especial los trenes de Servicio Público que muchas personas utilizan para ir a trabajar.
  • Recuperar los Trenhotel suprimidos durante el confinamiento, así como establecer nuevas conexiones internacionales con Francia y Portugal.
  • Incrementar la cuota de mercancías por tren, de las más bajas de Europa.
  • Tarifas más accesibles a todas las clases sociales, fijando el inicio para los servicios de bajo coste como AVLO, aplazado ‘sine die’
  • Suprimir los vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren inferior a 6 horas o, en su caso, un tren nocturno.

El avión seguirá siendo necesario para conectar las islas o para los destinos más alejados, pero en la península lo mejor es usar el tren siempre que se pueda y evitar los vuelos cortos. Solo así podremos alinear la actividad aérea con los objetivos del clima.

La eliminación de los vuelos cortos es una tendencia en Europa. Por ejemplo, el gobierno francés ha impuesto medidas climáticas como condición para ayudar a Air France, limitando los vuelos nacionales en favor del tren.

Mientras, en España nuestro Gobierno prepara una inyección de capital para rescatar Air Europa y facilitar así su compra por Iberia. Un rescate que debe mirar por las personas que trabajan y no por la cuenta de resultados de las empresas.

Y sobre todo, estas ayudas no pueden olvidar al medio ambiente como se ha hecho hasta ahora: subvencionando a empresas contaminantes con dinero público, como ha pasado con la automoción.

Si se completa la compra de Air Europa, casi todos los vuelos cortos de España serán operados por el holding de IAG. Una oportunidad para que el Gobierno regule los vuelos peninsulares y llevarnos así por la vía correcta: ¡la del tren!

Greenpeace España