Pasos intermedios

El impacto fue tremendo. La caída hacia atrás, desde el tejado del cobertizo hasta el carro, fue dura. Empezaba a estar ya un poco harto de este tipo de vida.

Ser doblador de riesgo en las películas, al principio parece emocionante y bueno, no está del todo mal pagado.

Llevamos mi hermano y yo casi quince años dándonos mamporros por medio mundo, para que los actores se salven de las situaciones difíciles sin romperse nada. Faltaría más, para eso estamos nosotros, ¿no?

Pero los años no pasan en balde y comienzan a pesar algunas de las cosas que tienes que hacer.

—Frank —le dijo el jefe— que te quede clara la escena, no quiero fallos, que pase algo o que tengamos que repetirla por no prestar atención.

—La he estudiado con los chicos las veces suficientes, tranquilo, Stanley— le dije.

Era mi jefe y cuando realizábamos escenas de riesgo, como la que íbamos a rodar esa mañana, se ponía muy nervioso.

Llevamos cuatro semanas en Nueva Zelanda y después de dos semanas en Alaska, esto es el paraíso. No obstante, tengo ganas de terminar y volver a casa.

En un principio el trabajo iba a durar máximo un mes. Llevamos mes y medio y no hemos acabado.

Veo a mi hermano John en la entrada del decorado exterior. Me está haciendo señas y me grita. Pero la máquina que en esos momentos pasa junto a él, no me deja oír lo que está intentando decirme.

—Te acompaño en el sentimiento John, tu hermano era un gran tipo, nos ha dejado a todos de piedra, ha sido un accidente de lo más tonto — dijo Edy, el productor.

—Intenté advertirle de que se le caía encima esa pieza del decorado, pero no me oyó. En fin, gracias Edy.

—Qué incómodo estoy, además este traje que me han puesto me aprieta un montón. Esta caja huele fatal, al tío de la funeraria se le ha ido la mano al embalsamarme. Estoy en una sala, expuesto ante todo el mundo, la gente me mira, llora, habla y toma café. Bueno, ni que no supiera yo lo que era un velatorio había ido a muchos.

En eso que veo entrar a mi padre y se dirige hacia mi hermano. De repente me doy cuenta de que estoy oyendo mi voz. ¡Anda si puedo hablar! Papá, papá … Aquí, mira. Y me pongo a gritar…¿Pero qué hago?, si estoy muerto. Eso y ¿para qué me sirve hablar si estoy muerto y nadie me oye?

—Frank— dice una voz a mi lado—, cállate. Nadie te va a oír, por lo menos los de ahí, los vivos. Pero carajo lo que retumban tus gritos en este lado, el de los muertos. Aún no estás del todo orientado, estás muerto, pero hablas y nadie te escucha. Lo entiendo, un lío. Ya te acostumbrarás.

—Como, ¡Que ya me acostumbraré!, y tú, ¿Quién eres? ¿Quién te ha dado vela en este entierro?

—Eso Frank, sí que tiene gracia, muy apropiado el chiste. Soy el orientador. Estoy aquí para ayudar a personas como tú, a pasar al mundo de los muertos sin problemas. Algunas personas cuando fallecen de forma brusca, como es tu caso, no saltan a la otra vida de golpe y se quedan flotando en medio de ningún sitio. Ahí es donde entro yo, para ayudarles a irse al otro lado sin que sufran más por esa situación.

—Y eso ¿Dónde nos deja ahora? —pregunto.

—Muy simple, en cuanto pasen unos momentos y tu espíritu se calme, de forma automática te vas al otro lado.

—Y ¿Qué hay al otro lado? —pregunto.

—Y yo qué sé, nunca he estado allí. Como tú, yo me quedé aquí bloqueado y alguien decidió, como se me daban bien la relaciones públicas, que me quedara para ayudar a los que no saltan directamente al otro lado.

No entendía nada, tenía muchas preguntas y la cabeza a punto de reventar.

En eso veo entrar a Kity, mi mujer. Está llorando, en brazos lleva a Bill, nuestro pequeño. Pasan muchos pensamientos por mi cabeza. Pero sobre todo los buenos momentos vividos. No soy creyente, aun así espero que haya otra vida. De esa forma quizás en un futuro podré volver a estar con ellos.

Poco a poco mi alma se serena y noto como voy desapareciendo, formando miles de puntitos de luz como si fueran pequeñas estrellas.

Lo último que veo es a mi hijo moviendo las manos en un intento por coger esas partículas de luz, que por alguna razón parece ver.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 14 de julio de 2021