Seudónimo

Cuando se despertó esa mañana, Tomás, “Racu” para los amigos, estaba envuelto en sudor. El pijama empapado y la almohada fría por la humedad. El pelo, por lo general rizado, era una masa pegada y aplastada. El mismo se dio cuenta, al sacarse el pijama, que olía fatal. Después de darse una ducha, comenzó a recordar algo del sueño.

«Era sobre un escritor famoso, que estaba cansado de escribir siempre el mismo tipo de historias. Todo porque la editorial había encontrado en ellas un verdadero filón. Llevaba ya tres libros. Todos ellos habían sido superventas, pero él ya estaba harto. Quería escribir sobre otras cosas. En un principio debido a la necesidad de pagar la casa, el coche y la casa del pueblo se centró en lo seguro. Pero a estas alturas ya solo quería escribir sobre cualquier cosa, que no fueran las peripecias de Juan de Orduña y Bartolomé Seca. Dos soldados de los tercios en la Europa de finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Su representante quería más de lo mismo y él no tenía problemas en ello, pero quería probar otras cosas. Con esa idea, buscó un seudónimo y con él poder escribir lo que quisiera. Al final ese pensamiento terminó por hacer del sueño una pesadilla.

Lo peor de todo es que después de medio perder la noche no fue capaz de encontrar el nombre que estaba buscando. Tenía decidido publicar con un seudónimo, pero no lo encontraba».

Termino de desayunar y se preparó para ir a trabajar, mientras pensaba. «Que cosa esta de los sueños, yo soy ceramista y nunca me ha atraído la idea de escribir, pero este sueño del escritor me ha parecido como si me pasara a mí, casi como si fuera yo. Ha sido de lo más real, la historia me ha hecho pensar en buscarle un seudónimo. Ya sé que es un sueño, pero yo se lo busco, al fin y al cabo yo tengo también un apodo “Racu”, por la técnica de cerámica. Pues para el escritor yo le pondría Valerio Galarreta. No sé, me parece buen nombre para seudónimo de un escritor».

Días más tarde, le llegó un correo electrónico con las últimas entradas a un bloc que sigue, el autor de uno de los relatos se llamaba Valerio Galarreta, qué casualidades nos depara la vida. Busca un nombre para un escritor de un sueño y resulta que existe en la realidad, anda incluso pueda ser que sea el escritor de su sueño.

¡Ah! El relato va de un hombre que decide irse de eremita porque en un sueño, que a él le parece real, un ángel así se lo indica.