El protector de la «Aurora boreal»
Ukko, divinidad absoluta, habló un día con su mujer Akka. Había construido un mundo, un mundo maravilloso, pero no sabía qué hacer con el helado y frío norte. Cuando lo miraba, se daba cuenta de que allí faltaba algo. Solo había hielo y viento. Quería culminar su obra y crear, en ese lugar, algo bello…