Arrieros
Por alguna razón, que desconozco, mi jefe quería publicar en la edición dominical, un reportaje sobre los arrieros. Ya saben, esa gente que a lomos de mulas o mulos, en reatas, siguen transportando cosas por este mundo de dios.
Siendo sinceros, creía que ya estaban casi extintos y los que quedaban, eran por puro folclore.
Pero no. Aún hay zonas de España, donde este sistema de transporte ser utiliza y mucho.
Me desplacé a Alcalá de los Gazules para presenciar, in situ, la extracción del corcho, en el Parque Natural de los Alcornocales.
Como viene siendo habitual, desde tiempos inmemoriales, del mes de junio al mes de septiembre, da comienzo uno de los rituales más ancestrales de cuantos se realizan por esas tierras.
Ante la imposibilidad de utilizar la extracción, con otros medios de transporte, hay que recurrir a los arrieros, que con sus reatas de mulas, hacen ese imprescindible trabajo que de otra forma no se podría llevar a efecto.
Mientras las cuadrillas, a golpe de hacha, sacan la piel a los alcornoques, los arrieros, con sus mulas, la sacan del monte y la ponen al pie de los camiones.
El trabajo es arduo, comienza a las cinco de la mañana. Los arrieros tienen que subir con los mulos, una vez aparejados, para que en cuanto claree el día comience la faena. Así, hasta que se va el sol.
También he podido apreciar las grandes diferencias, entre unos animales y otros. He visto una mula, de percherón bretón, que me han asegurado, que ella sola, es capaz de llevar 350 kilos, de corcho, en un viaje. No obstante, me han ensañado diversos animales, que por sus características, se adaptan a cualquier uso.
Desconocía, hasta ahora, todo de este oficio, pero me he quedado gratamente sorprendido, por la importante labor que hacen, en muchos aspectos y el beneficio que supone, el trabajo de los arrieros en la economía de todos estos lugares.
Veamos, sacar corcho de los alcornocales, bajar las aceitunas de las zonas de difícil acceso, bajar la leña para el fuego, transporte de todo tipo de material de construcción, labrar la tierra…
Me he dado cuenta de que son animales altamente fiables. Conocen bien los caminos y salvo alguna mula terca, están perfectamente capacitados para un montón de trabajos.
Voy a contaros una anécdota. Había quedado con un arriero para subir a su campamento provisional, durante la temporada del corcho. Llegué de noche. Cargó mis bultos en una mula y a mí me hizo subirme en otra. Me dijo que me dejara llevar, que los animales sabían donde iban.
No se veía ninguna luz, íbamos a oscuras. Solo oía, alguna piedra que se desprendía y caía al barranco. El sonido del agua, al fondo, me hacía pensar que estábamos altos y los traspiés de la mula, me ponían los pelos de punta. Pasé miedo. Dos horas más tarde, llegamos sin haber sufrido ningún percance. Yo no supe por donde íbamos, pero ellas si sabían bien lo que hacían.
En Cádiz, Málaga, Almería, Cuenca, Teruel, y en un sin fin más de sitios, siguen los arrieros y sus mulas, surcando los caminos más difíciles.
Ha sido una grata experiencia, y me ha hecho conocer un modo de vida, que pensaba extinto.
Los Saleros, los Barrios y los Albite me han enseñado, con cariño y amabilidad, todos los secretos del oficio. Gracias por ello.
Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 28 de abril de 2023