El carbón
La señora López se asomó a la puerta de la cocina y dando un grito llamó a su hijo. —¡Marcial! baja a desayunar que se enfría la leche. La señora López tenía una voz potente, cómo para levantar a un muerto. Un crujido en las escaleras le indicó que su hijo bajaba. —Buenos días madre…