A tragar, chicos
Era pelirrojo y delgado. Le faltaba media oreja fruto de una pelea, por una gata sin pelo que siempre anda merodeando por el polígono. Troncho, que así lo llaman, todos los días se da una vuelta por la portería de la fábrica de juguetes. Manuel, el vigilante, siempre le guarda restos de la comida que…