Foto de un carromato tirado por un caballo. Forma de repareto y movim,iento de mercancias de hace años.

El barril

La carreta iba dando tumbos, por el irregular empedrado de esa zona del pueblo.

Félix, que así se llamaba su conductor, iba maldiciendo cada bache que pillaba; cada uno suponía un fuerte dolor en su espalda ya muy machacada por los años y el trabajo.

Cuando estaba cruzando frente al ayuntamiento, en el pequeño regato que hay en medio para evacuación de agua de lluvia, la rueda se quedó medio encajada en él.

En ese movimiento brusco que se produjo, un barril de los que transportaba se calló y se fue rodando hasta los soportales que hay en un lateral de la plaza.

Nuestro hombre echó mano de su abultado repertorio de maldiciones y tacos haciendo que varias personas que presenciaban la escena se echaran a reír.

Todos lo conocían y sabían de su peculiar carácter; buena persona y amigo de todos, pero cabezota y mal hablado hasta él no va más.

Se bajó del pescante sin dejar de mascullar entre dientes, se acercó al barril agarrándolo con esas enormes manos y lo levantó en el aire como si fuera de papel.

Lo volvió a colocar en su sitio, revisó el resto de la carga y apretó las cinchas que la sujetaban.

Cogió las riendas del mulo, tiró de ellas y sin subirse comenzó andar camino del almacén.

Esa noche le comentó a su mujer mientras cenaban que iba a dejar el trabajo de carretero,

al coger el barril caído había notado un crujido en su espalda, acompañado de un dolor superior a los habituales.

La médica le había hecho una radiografía y vista la situación de su espalda le comentó que dejara de trabajar de esa forma y se dedicara a otros menesteres que requieran menos esfuerzo.

Lo había pensado y le iba hacer caso, desde mañana le iba a pasar el negocio al piche que tenía.

La mujer sonrió y le comentó que le parecía bien. Además, así podría ayudarla en la huerta y con las gallinas, hasta la fecha ella se había ocupado de eso.

A la mañana siguiente la médica encontró en la puerta de la consulta dos cestas, una de huevos y otra de manzanas, la nota era simple “Gracias”.

Félix tenía 85 años, María la mujer 81, desde hace 15 tiene hablado con la médica lo bueno que sería que su marido no trabajara tanto. No lo necesitan y cada día va a peor.

La palabra del médico tiene mucho poder, pero ha necesitado 15 años.

Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 13 de enero de 2021