La cebolla
Capas traslúcidas capas dan forma a su redonda figura. Araña tus ojos cuando la cortas. Defiende su centro frente al cuchillo, ninguno se librar de ese martirio.
Sesiones benditas de goteo lagrimal, a las que nos somete a todos, cuando la queremos manipular. Te hace llorar, por el solo motivo de haberla osado cortar.
Frescas cebolla de primavera con aceitunas de la tierra y sal. Manjar de antaño que hoy olvidado está. Nadie recuerda ya que la cebolla al riñón bien le va.
Veamos unos refranes:
La vida como la cebolla, siempre te hace llorar.
Almorzar, pan y cebolla; al comer, cebolla y pan, a la noche, si no hay olla, mas vale pan con cebolla.
Cada quien se busca su cebolla para llorar.
Y hablando de cebolla, os dejo unos versos de Miguel Hernandez escritos para su mujer y su hijo desde la cárcel antes de morir.
Nanas de la cebolla.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Me parecen de un simbolismo increíble alguno de los versos de este poema. El de la humilde cebolla que expresa el hambre y la pobreza, tiene una carga emocional enorme. Presagio de lo que los perdedores, deberían de pasar en los años venideros, persecución, hambre, miseria y muerte.
Esta entada se vuelve a subir por cambio en el programa web. Su primera edición fue: 22 de abril de 2022